Exmagistrado del TC destroza la moción de vacancia y revela la diferencia que nadie quiere ver entre ser inepta y ser inmoral
Señores y señoras, mientras el Congreso afila los cuchillos para vacar a Dina Boluarte, una voz autorizada acaba de lanzar una bomba que nadie esperaba: Carlos Mesía, expresidente del Tribunal Constitucional, advirtió sin pelos en la lengua que destituir a la mandataria bajo la causal de «incapacidad moral permanente» equivaldría a consumar un golpe de Estado constitucional.
¿La razón? Aquí viene lo que esta boca les va a explicar con lujo de detalles: el Parlamento estaría confundiendo ser inepta con ser inmoral, y esa diferencia no es un detalle menor, es la base de todo el sistema democrático.
En una contundente entrevista con Canal N, el jurista no se guardó nada y destrozó los argumentos de quienes impulsan la vacancia. Sus declaraciones deberían hacer temblar a más de un congresista que ya cuenta los votos para sacar a Boluarte de Palacio.
La Constitución que el Congreso estaría pisoteando
Aquí les va la clase express de derecho constitucional que nadie en el Parlamento parece haber tomado. Mesía fue didáctico: para vacar a un presidente no basta con juntar firmas y votar. Hay un procedimiento que existe por algo.
«Primero, la moción necesita un número mínimo de votos para ser admitida, y luego se debe correr traslado a la presidenta para que ejerza su derecho a la defensa ante el Pleno», explicó el exmagistrado sin titubeos.
¿Qué está pasando ahora? Según Mesía, el Congreso estaría intentando «acelerar el trámite» y saltarse etapas formales del proceso. Señores y señoras, cuando se saltan pasos en la Constitución, eso tiene un nombre técnico: arbitrariedad.
La bomba que destruye el argumento del Congreso
Atención, porque aquí está el corazón del asunto que esta boca les va a dejar clarito. El expresidente del TC acaba de exponer la diferencia que todos fingen no ver: una cosa es incapacidad moral permanente y otra MUY distinta es ser inepta o no saber gobernar.
Y Mesía no tuvo piedad al explicarlo: «La presidenta no incurriría en incapacidad moral porque no habría cometido ningún acto que afecte su integridad o conducta ética; lo que existiría es ineptitud política».
¿Lo captaron, señores congresistas? Dejen que esta boca se los traduzca en cristiano:
Que Dina Boluarte no sepa gobernar NO significa que sea moralmente incapaz.
Mesía fue todavía más contundente: «El hecho de que no sepa gobernar no significaría que sea moralmente incapaz». Los problemas de su gobierno —el caos en seguridad, la falta de autoridad, el desgobierno— responderían a incapacidad de liderazgo político, NO a conducta inmoral o corrupta.
Por eso la causal que está usando el Congreso simplemente no encajaría en lo que dice el artículo 113 de la Constitución. Es como querer meter un cuadrado en un círculo, señores.
«El Parlamento está equivocando el camino»: la sentencia sin vuelta
Carlos Mesía no dejó títere con cabeza. Su diagnóstico fue lapidario: el Congreso estaría interpretando mal —muy mal— la figura constitucional de la vacancia presidencial.
El problema, según el jurista, es que la moción confundiría dos conceptos completamente diferentes: incapacidad moral con falta de capacidad de gestión. «El Parlamento está equivocando el camino», sentenció sin darle vueltas al asunto.
Y aquí viene la propuesta que nadie en el Congreso quiere escuchar: ¿Quieren sacar gente incompetente del gobierno? Perfecto. Pero háganlo bien.
«Lo que debería hacer el Congreso es llamar al primer ministro, escuchar su exposición y, si corresponde, censurarlo para que la presidenta recomponga su gabinete y busque gente más competente», planteó Mesía.
Es decir, señores y señoras, existe una vía constitucional correcta para cambiar un gabinete inepto: la censura ministerial. Pero claro, eso no les da el poder de cambiar presidente a gusto del Parlamento, y ahí está el verdadero problema.
«Eso sería un golpe de Estado»: Las palabras que deberían hacer temblar al Congreso
Prepárense porque aquí vienen las palabras más fuertes de toda la entrevista. Mesía no anduvo con medias tintas y llamó las cosas por su nombre: si el Congreso vaca a Boluarte sin sustento legal, estaría dando un golpe de Estado.
Sí, leyeron bien. Un golpe de Estado.
«Un golpe de Estado, técnicamente, es hacerse del poder mediante procedimientos prohibidos por la Constitución», explicó el jurista con una claridad que no deja lugar a interpretaciones. «Acá lo que se querría es golpear a la presidenta de la República y sacarla del cargo usando una causal que no se configuraría. Eso sería un golpe».
Señores y señoras, esta boca les dice lo que Mesía está planteando: que un grupo de congresistas estaría a punto de consumar un golpe institucional disfrazado de legalidad.
Para el exmagistrado del TC, la única forma legítima de cambiar de presidente es a través de las urnas en 2026. Punto. Cualquier otro camino que use la vacancia sin pruebas reales de conducta inmoral violaría el principio democrático y dinamitaría el Estado de derecho.
¿Queda claro o necesitan que se los deletreen?
La verdad incómoda que nadie quiere aceptar
Y ahora viene la parte donde Mesía demostró que se puede ser objetivo sin ser simpatizante. El jurista dejó claro que no es seguidor de Dina Boluarte, pero que eso no le impide defender la Constitución.
«No es santo de mi devoción, pero debemos respetar las leyes, porque si no, retrocederíamos a la barbarie», advirtió con una firmeza que corta el aire.
Su conclusión fue demoledora y no admite réplicas: Boluarte podrá ser inepta hasta la médula, pero eso no la convierte en moralmente incapaz. Y si el Congreso no entiende esa diferencia, el problema es del Congreso, no de la Constitución.
«Confundir ineptitud con inmoralidad sería una irresponsabilidad política y jurídica», sentenció Mesía como punto final a su intervención.