Autoridades habrían iniciado investigaciones para encontrar a responsables del ataque contra patrimonio cultural peruano de 600 años de antigüedad
Señores, la realidad es que el emblemático puente Q’eswachaka, considerado el último vestigio de la ingeniería inca elaborado con paja y sogas, habría sido destruido en un acto vandálico ocurrido en la provincia de Canas, Cusco. Esta estructura de 28 metros de longitud, que cruzaba el río Apurímac y era renovada anualmente mediante técnicas ancestrales por las comunidades locales, fue hallada colapsada luego que presuntos delincuentes habrían cortado las sogas que sostenían la estructura hecha de ichu.
La destrucción de este puente, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2013, habría generado profunda consternación entre los pobladores de las cuatro comunidades de la provincia de Canas, quienes durante siglos han mantenido viva esta tradición ingenieril que tiene más de 600 años de antigüedad y formaba parte fundamental de la red de caminos del Tahuantinsuyo conocida como Qhapaq Ñan.
Según informaron las autoridades locales, se estarían tomando acciones legales contra los responsables, mientras que un equipo de especialistas del proyecto Qhapaq Ñan del Ministerio de Cultura se habría desplazado hasta la zona para realizar una evaluación técnica que determine con exactitud el origen del colapso.
«Nadie entiende por qué alguien haría algo así contra nuestro patrimonio», comentaron algunos pobladores, quienes señalaron que los responsables del daño podrían ser personas ajenas al lugar, ya que no existirían conflictos internos entre los comuneros que cada año participan en el ritual ancestral de renovación del puente.
Este atentado contra el puente Q’eswachaka ha reavivado el debate sobre la protección de los patrimonios culturales en el país, pues estamos hablando de una de las últimas huellas vivas de la ingeniería inca que habría sobrevivido hasta nuestros días y que ahora se encuentra destruida.