La impunidad golpea a comerciantes del Callao mientras autoridades archivan denuncias por falta de pruebas
Un bodeguero del Callao viene siendo víctima de mensajes extorsivos desde hace aproximadamente 6 meses. Tras ser amenazado de muerte, decidió presentar una denuncia ante las autoridades competentes. Sin embargo, la Fiscalía habría determinado que su caso sea archivado por presunta falta de evidencias suficientes.
«En consecuencia, se dispone el archivo de la presente investigación, y una vez consentida o ejecutoriada que se la presente disposición, archívese definitivamente los actuados», se lee en el documento oficial que habría recibido la víctima.
El agraviado expresó su frustración ante la decisión fiscal: «Han demorado 4 meses para determinar cuáles son las personas. Y como no hay más pruebas, la Fiscalía archiva mi caso». Esta situación habría obligado al comerciante a modificar drásticamente sus horarios laborales por temor a su seguridad.
«Estuve cerrando temprano. Estuve trabajando hasta las 10 u 11 de la noche, o solamente trabajaba por las mañanas», relató el bodeguero, quien habría visto reducidos significativamente sus ingresos debido a las amenazas.
Extorsionadores continuaron amenazas pese a denuncia
Lo más preocupante del caso sería que, a pesar de haber interpuesto la denuncia formal, los presuntos extorsionadores habrían continuado enviando mensajes intimidatorios: «Los mensajes siguieron llegando toda la semana. Yo por mis medidas de seguridad cambié mi número para estar tranquilo con mi familia».
Durante el proceso de investigación, agentes de la Policía Nacional del Perú se habrían apersonado al local comercial para realizar patrullajes en la zona. «Venían dos o tres veces al día» y firmaban en un cuaderno como constancia de su presencia. No obstante, esta dinámica de protección habría durado solamente hasta el pasado mayo.
Comerciantes trabajan con miedo en el Callao
La situación no sería aislada en la zona. Otros bodegueros del área habrían revelado que deben trabajar con rejas de protección para evitar ser víctimas de la delincuencia organizada.
«Han entrado con arma y le han robado a mi esposa. No puedes hacer nada, (…) a la mitad se reduce [las ventas]», indicó un comerciante vecino. Otro agregó: «A partir de las 8 por prevención hay que cerrar la reja».
Esta problemática estaría afectando gravemente la economía de pequeños comerciantes en el Callao, quienes se verían obligados a reducir sus horarios de atención y, por ende, sus ingresos familiares debido a la presunta inacción de las autoridades competentes.