Con la peor imagen de la región, la mandataria organizó una fastuosa fiesta en Palacio de Gobierno el mismo día que miles de motociclistas salieron a las calles a protestar por sus medidas
30 de mayo de 2025. Una fecha que quedará marcada en la historia del descaro político peruano. Mientras miles de motociclistas salían a las calles de Lima, Callao y todo el país para protestar contra las medidas impuestas por su gobierno, Dina Boluarte se preparaba para una celebración secreta que costaría miles de soles al erario nacional y que revelaría el verdadero rostro de una presidenta que habría perdido completamente la conexión con la realidad de los peruanos.
La investigación reveló que la noche del 30 de mayo, pocas horas después de que concluyera la protesta nacional de motociclistas, Palacio de Gobierno se habría convertido en el escenario de una fiesta privada por el cumpleaños 63 de la mandataria. Una celebración que, según las fuentes consultadas, habría incluido mariachis, música andina, caja china, regalos de joyerías exclusivas y la presencia de ministros actuales y exfuncionarios censurados.
LA PROTESTA QUE BOLUARTE IGNORÓ
Durante la mañana del 30 de mayo, miles de motociclistas se movilizaron desde el Campo de Marte hacia la Plaza San Martín para protestar contra la obligatoriedad del uso de chalecos reflectantes con número de placa, una medida que consideran ineficaz para combatir la delincuencia y que solo representaría un gasto adicional para los trabajadores de este sector.
José Barrera, uno de los portavoces de los motociclistas, había explicado claramente su posición: «Ya se ha demostrado que el delincuente con chaleco, sin chaleco, de motociclista, de policía, delinquen. No es un elemento que pueda decir estamos frenando la delincuencia». Los manifestantes pedían ser escuchados, pedían diálogo, pedían que sus autoridades entendieran su situación económica.
Pero Dina Boluarte, en lugar de recibir a los manifestantes o al menos pronunciarse sobre sus demandas, habría estado ocupada en otros menesteres: planificando su fiesta de cumpleaños.
UNA CELEBRACIÓN FUERA DE LA REALIDAD
Según reveló una investigación periodística, la celebración habría sido organizada por Carmen Giordano, asesora del Gabinete Técnico de la Presidencia, amiga cercana de Boluarte y actual testigo en el sonado caso Rolex. La fiesta habría comenzado oficialmente a las 9:00 PM, pero los preparativos se iniciaron desde temprano, con invitados ingresando por la Puerta 6 del Palacio, un acceso que no requiere registro oficial.
Entre los asistentes habrían figurado el canciller Elmer Schialer, quien llegó temprano con un regalo en mano, y el ministro de Justicia Juan Enrique Alcántara, quien inicialmente negó la celebración pero fue captado llegando con una bolsa de una reconocida joyería. También habrían asistido exfuncionarios censurados como Juan José Santiváñez y Gustavo Adrianzén, evidenciando el círculo de lealtades que Boluarte mantendría pese a los cuestionamientos públicos.
La celebración habría incluido un banquete con caja china, presentaciones de música andina y, como broche de oro, la llegada sorpresiva de un grupo de mariachis pasada la medianoche para cantarle las mañanitas. Todo esto mientras se prohibía estrictamente el uso de teléfonos celulares para evitar filtraciones.
LA DOBLE MORAL DE UNA PRESIDENTA
Pero lo más indignante de esta historia no es solo la ostentación de la fiesta, sino el momento en que se realizó. Mientras los motociclistas protestaban por medidas que afectarían sus ingresos familiares, Boluarte habría estado gastando miles de soles en una celebración privada.
El contraste es devastador: de un lado, trabajadores pidiendo ser escuchados sobre una norma que consideran injusta e ineficaz; del otro, una presidenta que habría gastado en una sola noche lo que muchas familias peruanas no ven en meses.
César Vásquez, ministro de Salud y uno de los asistentes, habría expresado sus «buenos deseos» para la mandataria: «Que siga conduciendo los destinos del Perú y defendiendo la democracia, y que la dejen de acosar políticamente». Pero, ¿cómo puede hablar de defender la democracia quien ignora las voces de protesta de miles de ciudadanos?
EL PATRÓN DE GASTOS EXCESIVOS
Esta fiesta secreta no sería un caso aislado. La misma investigación reveló que las reuniones del Consejo de Ministros incluyen gastos frecuentes en alimentos que oscilarían entre 1,000 y 2,000 soles por sesión, cubiertos con la caja chica del Despacho Presidencial.
Particularmente llamativo habría sido el caso del 25 de septiembre de 2024, cuando el gabinete se reunió en plena emergencia por incendios forestales y gastó más de 1,400 soles en alimentos en pocas horas. Días después de que Boluarte afirmara que en Perú se come «con 10 soles hasta postrecito», se habrían registrado compras por más de 1,600 soles.
LA PRESIDENTA MENOS POPULAR DE SUDAMÉRICA
Los hechos del 30 de mayo de 2025 evidenciarían la desconexión total entre Dina Boluarte y la realidad que viven los peruanos. Mientras el país atraviesa una de las peores crisis de seguridad de su historia republicana, con un homicidio cada cuatro horas según el Sinadef, la presidenta habría decidido celebrar en grande.
Pero este no es solo un problema nacional. Dina Boluarte se habría convertido en la presidenta con menor aprobación de toda Sudamérica. Según la encuesta más reciente de CB Consultora Opinión Pública, con apenas un 19,8% de imagen positiva, Boluarte ocupa el último lugar en la región, incluso por debajo del dictador venezolano Nicolás Maduro (29,1%) y del mandatario boliviano Luis Arce (25,5%).
Un reconocido medio estadounidense la catalogó como «la presidenta menos popular del mundo», superando en desaprobación a líderes como el surcoreano Yoon Suk-yeol (16%) o el francés Emmanuel Macron (18%). La investigación de Guillermo Loli, director de Estudios de Opinión de Ipsos, es categórica: «Es un récord histórico. Nosotros hacemos encuestas desde hace 30 años y no hubo nunca una tendencia de tantos meses de desaprobación a ese nivel tan alto. En el mundo entero no conozco un registro tan pobre».
CINCO DENUNCIAS Y UN MES DE VIAJES
Como si la fiesta del 30 de mayo no fuera suficiente escándalo, en menos de 48 horas durante el mes de mayo, la Fiscalía de la Nación presentó cinco denuncias constitucionales contra Boluarte ante el Congreso. Estas acusaciones incluirían presuntos delitos de enriquecimiento ilícito, omisión de funciones por su cirugía secreta, colusión agravada en el caso Qali Warma, encubrimiento en la fuga de Vladimir Cerrón, y responsabilidad por las muertes en las protestas de 2022-2023.
Pero en lugar de enfrentar estas acusaciones con seriedad y transparencia, Boluarte habría optado por una estrategia de escape: los viajes internacionales. Durante mayo de 2025, la presidenta habría realizado múltiples salidas del país. Del 16 al 19 de mayo viajó al Vaticano para la entronización del papa León XIV, donde protagonizó un momento incómodo al insistir en prolongar el saludo con el pontífice. El 24 de mayo partió hacia Ecuador para la toma de mando de Daniel Noboa, y ya anunció un próximo viaje a Estados Unidos tras ser invitada por el vicepresidente J.D. Vance.
Todo esto mientras el país se habría encontrado sumido en una crisis de seguridad sin precedentes y con un pueblo que exigía respuestas, no viajes turísticos financiados con recursos públicos.
EL CASO ROLEX: ARCHIVADO PERO NO OLVIDADO
Para completar el panorama de impunidad, durante mayo también se confirmó el archivo del caso Rolex por parte del Congreso. La Comisión Permanente habría votado 14 a favor, 8 en contra y 1 abstención para cerrar definitivamente la investigación sobre los lujosos relojes que Boluarte habría recibido del gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima.
Sin embargo, la Fiscalía de la Nación no se habría quedado de brazos cruzados. Delia Espinoza pidió al Congreso reconsiderar esta decisión, argumentando que se habrían cometido «graves vicios procesales» y que el archivo sería jurídicamente insostenible. La fiscal calificó de «error» lo actuado por el Parlamento y advirtió que correspondía diferir el procedimiento hasta que cesara la inmunidad presidencial.
Pero el Congreso, fiel a su papel de protector de Boluarte, rechazó la solicitud fiscal. María Acuña, presidenta de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, declaró que «es un tema ya cerrado» y calificó el pedido de la Fiscalía como una «intromisión» en las funciones del Congreso.
EL SÍMBOLO DE UN GOBIERNO EN DECADENCIA
La fiesta del 30 de mayo se habría convertido en el símbolo perfecto de lo que representaría el gobierno de Dina Boluarte: ostentación mientras el pueblo sufre, secretismo donde debería haber transparencia, y celebración donde debería haber responsabilidad.
Mientras los motociclistas pedían diálogo y soluciones, Boluarte habría elegido el camino de la indiferencia y el despilfarro. Mientras el país registra cifras récord de violencia, la presidenta habría decidido que lo más importante era celebrar un año más de vida con mariachis y caja china pagados con el dinero de todos los peruanos.
Esta no es solo la historia de una fiesta. Es la radiografía de un gobierno que habría perdido el rumbo, de una presidenta que habría olvidado que su trabajo es servir al pueblo, no servirse del pueblo.
El 30 de mayo de 2025 quedará en la memoria como el día en que se evidenció, una vez más, que para Dina Boluarte, el poder es una fiesta privada mientras para los peruanos es una pesadilla pública.