Ernesto Álvarez pedirá cuentas sobre Gina Gálvez, sentenciada a 4 años de prisión por corrupción en Áncash y con acceso a Palacio de Gobierno
El presidente del Consejo de Ministros, Ernesto Álvarez, anunció este lunes que exigirá explicaciones contundentes al mandatario interino José Jerí sobre un escándalo que tiene al país indignado: Gina Gálvez, una funcionaria condenada a cuatro años de prisión por corrupción, está en el círculo cercano del presidente, con acceso privilegiado a Palacio de Gobierno y participando en actividades oficiales.
«Espero conversar con el señor presidente de ese punto en el transcurso del día», declaró Álvarez ante la prensa tras salir del Congreso. Pero señores, la pregunta que todos nos hacemos es: ¿por qué esta conversación no ocurrió ANTES? ¿Por qué fue necesario que los medios destapen esta irregularidad para que el premier tome acción?
Premier exige respuestas inmediatas sobre condenada en Palacio
El jefe de Gabinete admitió que se enteró del caso a través de los programas dominicales. «He tomado conocimiento, igual que todos ustedes, en los programas dominicales. Hemos tenido, hasta el momento, cuatro ceremonias, tanto en Palacio como fuera», señaló Álvarez, evidenciando que en ningún momento le informaron sobre la situación.
¿Cuatro ceremonias juntos y nadie le advirtió al premier que había una condenada por corrupción en el entorno presidencial? ¿Dónde están los protocolos de seguridad? ¿Dónde están los filtros?
El premier fue categórico al anunciar que conversará con Jerí «en el transcurso del día» para determinar «cuál es la situación y cuál es la actitud que debe asumir tanto Palacio como la PCM». La pregunta que todos nos hacemos es: ¿será suficiente una conversación o habrá medidas concretas?
Álvarez fue contundente al señalar que «si es cierto» que la allegada de Jerí «ha sido materia de una resolución judicial, las resoluciones judiciales se deben acatar en toda su integridad». Estas palabras del premier no dejan espacio para justificaciones: las sentencias se respetan, punto.
Sin embargo, el jefe de Gabinete admitió que aún no existe «certidumbre» sobre el rol exacto que tiene Gálvez en Palacio o en cualquier entidad del Estado. Y ahí está el problema, señores: ¿cómo es posible que no haya claridad sobre esto? ¿Cómo es posible que una condenada circule libremente por Palacio sin que nadie sepa exactamente qué función cumple?
La condena que Jerí no puede ignorar
Los documentos judiciales son contundentes: Gina Gálvez recibió una condena en primera instancia a cuatro años de prisión por negociación incompatible y aprovechamiento indebido de cargo. La sentencia, emitida hace cinco meses, es por haber contratado irregularmente a personas de su entorno en el Gobierno Regional de Áncash, violando TODOS los procesos de selección establecidos por ley.
¿Y dónde está ahora esta señora? Pues nada menos que en el entorno cercano del presidente Jerí, con acceso privilegiado a Palacio, asistiendo al mandatario en actividades oficiales y desplazamientos presidenciales. Además, mantiene labores en la Comisión de Descentralización del Congreso.
Señores, ¿acaso una sentencia judicial no es impedimento para estar cerca del poder? Estas son las preguntas que el premier Álvarez debe exigir que se respondan en esa conversación que promete tener «en el transcurso del día».
Las justificaciones que el premier debe cuestionar
Ante las consultas de los medios, el despacho presidencial confirmó la condena pero intentó lavarse las manos: «Los procesos que tiene la señora son de materia estrictamente judicial, por lo cual, Palacio de Gobierno no puede dar una opinión al respecto».
¿En serio? ¿Esa es la respuesta que le dan al Perú?
Pero ahí no queda todo. Cuando se les preguntó por qué Gálvez está constantemente junto al presidente en actos oficiales, la oficina de Jerí respondió que la funcionaria «tiene un vínculo de confraternidad con el mandatario y en algunas ocasiones fue invitada por él mismo a alguna actividad, sin que esto signifique un vínculo laboral».
Ah, claro, es su «amiga personal». Como si la amistad estuviera por encima de las sentencias judiciales. Como si tener «vínculos de confraternidad» justificara que una condenada por corrupción tenga acceso libre a Palacio de Gobierno.
La justificación oficial dice que «la señora Gálvez acudió a invitaciones formuladas por la Presidencia del Consejo de Ministros, ya que forma parte del equipo de la Comisión de Descentralización, Regionalización, Gobiernos Locales y Modernización de la Gestión del Estado, como asesora».
¿Una condenada por corrupción «asesorando» sobre modernización de la gestión del Estado? ¿Alguien puede explicarnos la lógica de esto?
Las preguntas que el Perú exige responder
Este escándalo deja más preguntas que respuestas, señores:
¿Cómo una persona condenada por delitos contra el Estado tiene acceso privilegiado al círculo presidencial? ¿Dónde están los protocolos de seguridad que deberían impedir esto? ¿Por qué una sentencia judicial por corrupción no es impedimento para estar cerca del poder?
¿Acaso el presidente Jerí no conocía la condena de su «amiga personal»? Y si la conocía, ¿por qué decidió mantenerla en su entorno cercano? ¿Qué mensaje le está enviando esto al Perú sobre su compromiso con la lucha anticorrupción?
¿Por qué el premier se enteró por televisión y no por los canales oficiales? ¿Dónde está la comunicación y coordinación al interior del gobierno de transición?
Áncash no olvida
Es importante recordar que Gálvez habría sido condenada por hechos graves ocurridos en el Gobierno Regional de Áncash. Según los documentos judiciales, ella habría favorecido la contratación irregular de personas allegadas, violando los procesos de selección y haciendo mal uso de su cargo público para beneficiar a su círculo cercano.
Estos no son delitos menores, señores. Estamos hablando de negociación incompatible y aprovechamiento indebido de cargo, delitos que atentan directamente contra la administración pública y la confianza ciudadana.
Y ahora resulta que esa misma persona estaría «asesorando» en temas de descentralización y modernización del Estado. La ironía es cruel.
El Perú espera que Álvarez cumpla su palabra
La ciudadanía aguarda que el premier Ernesto Álvarez cumpla su compromiso y exija explicaciones contundentes al presidente Jerí en esa conversación que promete tener «en el transcurso del día». Pero las explicaciones no son suficientes, señores. El Perú exige acciones concretas, medidas inmediatas que demuestren que este gobierno de transición respeta las sentencias judiciales y no protege a condenados por corrupción.
El premier fue claro: «las resoluciones judiciales se deben acatar en toda su integridad». Ahora es momento de que esas palabras se conviertan en hechos. El país entero estará atento a las medidas que se tomen después de esa conversación.
No podemos seguir normalizando que las personas sentenciadas por delitos contra el Estado tengan acceso privilegiado al poder. No podemos aceptar que la «amistad personal» esté por encima de la ética y la transparencia.


