El presidente con denuncias archivadas propone «detector de mentiras» para el INPE mientras el estado de emergencia registra 50 homicidios
Señores, señoras, el presidente José Jerí anunció este jueves el inicio de pruebas de polígrafo al personal del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), una medida que forma parte del estado de emergencia en Lima Metropolitana y el Callao. Pero aquí viene la pregunta que nadie se atreve a hacer: ¿realmente funcionará esta medida o será otro intento fallido como el estado de emergencia que no logra frenar la ola criminal?
El mandatario, quien tiene denuncias archivadas en su historial, ahora propone que los agentes penitenciarios pasen por el «detector de mentiras» para identificar posibles vínculos con redes criminales. La ironía no pasa desapercibida: el presidente que habría enfrentado cuestionamientos legales ahora implementa controles de transparencia.
El penal de Lurigancho: primer escenario de esta «operación»
El proceso arrancó este jueves en Lurigancho, el penal más grande y hacinado del país, que supera los 10 mil internos. La institución confirmó que esta sede concentraría un alto nivel de riesgo por la presencia de redes dedicadas a extorsiones, tráfico de comunicaciones y coordinación delictiva hacia el exterior.
Las pruebas serían aplicadas durante la jornada laboral bajo protocolos diseñados por las Unidades de Credibilidad del Sistema de Inteligencia Nacional (SINA). Se estableció un flujo de 73 pruebas diarias como capacidad inicial, aunque no se precisó el número total de trabajadores que pasarían por la evaluación.
La medida se ampara en el Decreto Supremo N.º 124-2025-PCM, que autoriza el uso del polígrafo en trabajadores de penales y otros funcionarios definidos por el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CONASEC).
Un sistema penitenciario colapsado
Pero señores, mientras Jerí anuncia polígrafos, la realidad del sistema penitenciario es devastadora. El jefe del INPE, Iván Paredes, reconoció que solo 30 de los 69 penales del país cuentan con bloqueadores de señal, y la mayoría estarían inoperativos o diseñados para interferencias 2G y 3G obsoletas. Los teléfonos incautados hoy funcionan con tecnología 4G y 5G, lo que complicaría el control de comunicaciones ilícitas.
Lo más grave: incluso Challapalca, considerado penal de máxima seguridad, carecería de bloqueadores efectivos. Esto evidencia la vulnerabilidad del sistema frente a redes criminales que coordinan desde el interior.
Estado de emergencia: el fracaso que nadie menciona
La medida del polígrafo surge en un contexto donde el estado de emergencia implementado por Jerí no estaría dando resultados. Pese a su implementación, se registraron 50 homicidios y los ataques al transporte público continúan sin control efectivo.
Testimonios recogidos en investigaciones previas describen que, en penales como Lurigancho, existirían delegados internos que administran la vida cotidiana de los pabellones y gestionan pagos, privilegios y acceso a bienes prohibidos. Un exrecluso explicó que esta estructura no solo controlaría el ingreso de nuevos internos, sino también la distribución de recursos y la coordinación de sobornos a personal penitenciario.
Estos mecanismos se extenderían incluso a beneficios penitenciarios. Según su testimonio, informes de reducción de pena por trabajo o estudio podrían emitirse sin que el interno participe realmente, a cambio de pagos directos a funcionarios o técnicos.
¿Voluntad real o show mediático?
En las últimas semanas, autoridades ejecutaron operativos de incautación de celulares, cortes de energía para interrumpir comunicaciones ilegales y revisiones extraordinarias en pabellones de alto riesgo. Sin embargo, las extorsiones dirigidas desde cárceles continúan, las fugas recientes persisten y las denuncias de corrupción en puestos clave no cesan.
La pregunta que todos deberíamos hacernos es: ¿cómo pretende José Jerí limpiar el sistema penitenciario con polígrafos cuando ni siquiera puede controlar la violencia en las calles con el estado de emergencia? ¿Será esta medida efectiva o simplemente otra cortina de humo para distraer de los verdaderos problemas?
El tiempo dirá si los polígrafos logran lo que el estado de emergencia no pudo: resultados reales. Porque señores, señoras, de anuncios mediáticos ya estamos llenos. Lo que necesitamos son soluciones que funcionen.


