En plena crisis de seguridad, con 19 ministros renunciados y un paro nacional por extorsiones, la mandataria estaría más preocupada por tomar un avión que por resolver los problemas nacionales
La presidenta de la República, Dina Boluarte, habría vuelto a mostrar sus verdaderas prioridades al solicitar, por segunda vez en menos de un mes, autorización al Congreso para ausentarse del país. Señores, mientras los peruanos viven aterrados por una ola imparable de extorsiones y sicariato, y su gabinete entero se desmorona, la mandataria estaría empacando sus maletas con destino a Ciudad del Vaticano para la ceremonia de entronización del papa León XIV.
La solicitud ingresó al Parlamento al mediodía (11:58 horas) del miércoles, curiosamente el mismo día en que se oficializó la renuncia de Gustavo Adrianzén y todos los 19 ministros del gabinete, dejando al país en un verdadero vacío de poder. ¿Casualidad o estrategia para huir del caos? Ahí queda la pregunta.
Lo que resulta aún más insólito es que este nuevo intento de escape se produciría justo cuando el Perú se encuentra sumido en un paro nacional programado para este 14 de mayo, convocado por diversos gremios y organizaciones sociales como respuesta al creciente descontento por la gestión gubernamental frente a la inseguridad ciudadana. La masacre de 13 trabajadores mineros en Pataz, región La Libertad, habría sido la gota que derramó el vaso para transportistas, comerciantes y ciudadanos hartos de vivir bajo amenaza.
Gremios de transporte, Gamarra y organizaciones sociales del Perú se sumarían a la medida de fuerza ante la inoperancia del gobierno de Dina Boluarte para enfrentar la criminalidad, extorsiones y sicariato que se ha desbordado en el país. En vez de enfrentar esta crisis, la presidenta estaría más interesada en realizar su séptimo viaje internacional.
El afán de la mandataria por abandonar el territorio nacional estaría reflejado en su insistente pedido para ausentarse desde este viernes 16 hasta el lunes 19 de mayo, a pesar de que el Congreso, en un raro momento de lucidez, rechazó hace apenas unas semanas una solicitud similar para que Boluarte acudiera a los funerales del papa Francisco.
Mientras tanto, la mandataria oficializó la dimisión del primer ministro y del resto del gabinete ministerial a través de la publicación en el diario oficial El Peruano. Según el artículo 133 de la Constitución Política del Perú, esto genera una «crisis total del gabinete», dejando al país completamente sin timón justo cuando más necesita liderazgo.
La jefa de Estado, quien aparentemente tendría más interés en coleccionar millas que en solucionar los problemas del país, estaría justificando esta nueva solicitud en «la importancia de que el Perú mantenga una presencia política al más alto nivel». Sin embargo, la realidad es que ninguna presencia sería más importante que la que debería tener en Palacio de Gobierno atendiendo la grave crisis de seguridad que azota nuestras calles.
Según datos del INEI, habría un aumento del 50% en la incidencia de secuestros y extorsiones en el primer trimestre del 2024, y en los primeros tres meses de 2025, más de 2.600 denuncias por extorsión fueron registradas, según el Sistema de Registro de Denuncias Policiales (Sidpol). Los distritos más afectados serían Cercado de Lima y San Juan de Lurigancho, donde la violencia ha alcanzado niveles nunca antes vistos.
¿Qué hay detrás de esta insistencia por viajar? La presidenta habría resaltado que el nuevo Sumo Pontífice expresó su cariño por nuestro país, mencionando específicamente a la Arquidiócesis de Chiclayo. Señora Boluarte, ¿acaso ese cariño necesita ser correspondido con un viaje oficial mientras los peruanos sufren extorsiones y asesinatos diariamente?
Horas antes de la renuncia del primer ministro Adrianzén, Boluarte había tomado juramento a tres nuevos ministros en una ceremonia en Palacio de Gobierno. Apenas cinco horas después, estos nuevos funcionarios también presentaron sus renuncias junto con el resto del gabinete, evidenciando la improvisación y el desconcierto total que reina en el gobierno.
El Gobierno no solo buscaría justificar este nuevo paseo internacional, sino que estaría intentando arrastrar a la presidenta del Poder Judicial, Janet Tello, y al titular del Parlamento, Eduardo Salhuana, para integrar la comitiva oficial. Una jugada que, según expertos, buscaría aumentar las probabilidades de que el Congreso apruebe el viaje. Sin embargo, la titular del PJ habría mostrado más sensatez al rechazar la invitación, argumentando compromisos previos.
A pesar de la participación de gremios importantes en el paro nacional, como los transportistas y comerciantes, algunos sectores han decidido no sumarse a la paralización. Uno de los más destacados es el emporio comercial de Mesa Redonda, cuyos representantes han anunciado que no participarán en la movilización. Pero esto no resta importancia a la crisis que enfrenta el país.
La exprimera ministra Ana Jara habría manifestado que lo usual es que, junto con la resolución de dimisión de un ministro, se difunda la que nombra a su sucesor, agregando que los viceministros no pueden despachar a nombre de los titulares de las carteras. «Por jerarquía, en la misma resolución de renuncia se debió encargar los sectores a los viceministros. Ahora, nadie va a querer firmar nada».
Señores, mientras transportistas, comerciantes y ciudadanos de a pie se organizan para exigir respuestas ante la crisis de seguridad, nuestra presidenta estaría más preocupada por hacer las maletas para su séptimo viaje oficial. Carlos Choque, representante del Comité contra la extorsión y el sicariato de Gamarra, indicó: «Hay abandono. La presidenta dijo que es un problema de 20, 30, 40 años. Es una inepta». El descontento es evidente en todos los sectores.
De aprobarse este viaje, Boluarte realizaría su séptima salida del país en poco más de dos años de gestión. Un récord impresionante para quien prometió trabajar incansablemente por el Perú. Pues parece que el trabajo incansable estaría más enfocado en acumular sellos en el pasaporte presidencial que en resolver los problemas que aquejan a la nación, ahora sumida en un vacío de poder absoluto.