Joven conductor denunció que efectivo policial Christian Apolinario Ancalla Cárdenas disparó cinco veces tras negarse a cancelar el servicio de transporte
La noche del 30 de noviembre, cerca de las 9:00 p.m., un estudiante universitario de administración de 24 años vivió momentos de terror cuando el suboficial de Tercera Christian Apolinario Ancalla Cárdenas (26) intentó quitarle la vida tras trasladarlo desde el paradero Metro hasta su domicilio en la calle Celedonias, San Juan de Lurigancho.
El joven conductor relató que el efectivo policial abordó su unidad en aparente estado de ebriedad. Al llegar al destino, el uniformado le pidió que aguarde unos minutos mientras subía por el dinero del pasaje. Sin embargo, cuando descendió de su vivienda, lo hizo portando su arma de reglamento.
«Me dijo que le espere cinco minutos que iba a bajar la plata. Bajó a los 10 minutos, pero con la pistola en la mano. Se acerca, me apunta directo a la cara y me dice que no me va a pagar nada. Jala el gatillo, pero la bala no salió. Gracias a Dios estoy vivo», narró el afectado.
Vecinos evitaron una tragedia
Ante la amenaza directa con el arma, el mototaxista rogó por su vida al suboficial, pero al no recibir respuesta, decidió correr y gritar por auxilio. Los residentes de la zona salieron alertados por los gritos y lograron que el uniformado guardara su pistola y se refugiara en su casa.
«Mi hijo se bajó de la moto a correr y este policía le seguía disparando. Pudieron ser cinco disparos. Mi hijo pudo haber muerto por solo S/3», manifestó la madre del joven, aún conmocionada por lo sucedido.
Milagrosamente, ninguna de las balas impactó en el cuerpo del mototaxista, quien quedó profundamente traumatizado por la experiencia. Cuando los agentes de la Policía Nacional llegaron para intervenir al suboficial, este mostró una actitud tranquila y desafiante, conversando con sus colegas en la entrada de su domicilio.
Irregularidades en el protocolo de intervención
El abogado defensor del agraviado cuestionó severamente el procedimiento seguido durante la intervención del efectivo policial. Según su versión, transcurrieron varias horas antes de que se le practicaran los exámenes toxicológicos correspondientes.
«El intervenido estaba visiblemente ebrio. ¿Por qué no fue trasladado de inmediato para el dosaje etílico? ¿Por qué esperaron hasta las cinco de la mañana para realizarle los exámenes? Esto es sumamente irregular y sospechoso», cuestionó el letrado.
El caso se encuentra bajo investigación en la Dipincri II de San Juan de Lurigancho, donde el suboficial Ancalla Cárdenas permanece detenido mientras las autoridades determinan su responsabilidad en los hechos denunciados. La familia del mototaxista exige que se haga justicia y que el efectivo sea sancionado con todo el peso de la ley por tentativa de homicidio.