Familia empresaria vive tres meses de pesadilla tras negarse a pagar cupo a delincuentes de «Chukys Nueva Generación»
Lo que está pasando en Villa El Salvador es INDIGNANTE. Un empresario ferretero que apenas comenzaba su negocio ahora vive una pesadilla que parece no tener fin. Los delincuentes de la banda «Chukys Nueva Generación» le habrían exigido primero S/30,000, después S/40,000. ¿Y saben qué pasó cuando no pagó? Le prendieron fuego a su local recién inaugurado y, semanas después, incendiaron su camioneta de trabajo. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que estos criminales destruyan el esfuerzo de familias honestas?
Todo empezó el 31 de octubre, cuando el empresario comenzó a recibir llamadas amenazantes al teléfono de su negocio. Los extorsionadores fueron directos: «Paga o te quemamos todo». El dueño pensó que solo eran amenazas vacías, pero se equivocó. Las cámaras de seguridad del establecimiento captaron el momento exacto cuando uno de los criminales se acercó tranquilamente al local y le prendió fuego sin ningún temor. Las llamas consumieron parte importante de la infraestructura y el negocio tuvo que cerrar de inmediato.
Pero la película de terror no terminó ahí, señores. Como si lo anterior fuera poco, los delincuentes habrían regresado para atacar la camioneta que el empresario usaba para hacer repartos y abastecer su negocio. El vehículo quedó completamente destruido. La consecuencia: 10 trabajadores tuvieron que ser despedidos justo cuando se acercan las fiestas de Navidad, y el negocio quedó prácticamente paralizado.
«Las intimidaciones empezaron el 31 de octubre. Desde entonces, no hemos tenido paz. Tuvimos que cerrar el local porque las amenazas no solo llegaban a nosotros, sino también a nuestros trabajadores y sus familias», contó el afectado, quien prefiere no revelar su identidad por miedo a nuevas represalias.
La familia vive sumida en el pánico constante. «Nos exigen cantidades que no tenemos. Estábamos recién empezando, apenas inauguramos y ya nos atacaron. Perdimos todo. Lo peor es que aquí no hay policías, nadie vigila, nadie nos protege. Las amenazas llegan desde diferentes números y ahora involucran a toda nuestra familia y a la gente que trabajaba con nosotros», denunció con evidente desesperación.
Los extorsionadores no se andan con rodeos ni tienen piedad. En los audios que habrían enviado, los criminales son claros y brutales: «No estamos jugando. Alinéate o vamos a atentar contra tu familia y los empleados». Y como si eso no bastara, los mensajes incluyen información personal detallada de los dueños del negocio, demostrando que conocen perfectamente sus movimientos, horarios y operaciones.
El empresario hizo lo que cualquier ciudadano haría: fue a denunciar a la Policía Nacional del Perú. Pero la respuesta habría sido decepcionante. «Solo nos aceptaron la primera denuncia. Después de eso, nada. Necesitamos que nos protejan de verdad. Ya pasaron tres meses y seguimos con el mismo miedo de siempre. Queremos seguridad real para poder trabajar tranquilos», expresó con frustración.
¿Y saben qué es lo que más INDIGNA de todo esto, señores? Que mientras este hombre trabajador ve cómo le destruyen su patrimonio y amenazan a su familia, las autoridades están ausentes. No hay patrullaje efectivo, no hay respuesta contundente, no hay justicia para las víctimas. ¿Cuánto tiempo más vamos a tolerar que los delincuentes hagan lo que quieran mientras las familias honestas viven aterrorizadas?