PNPDestapan a «Los Piratas»: la banda criminal que habría usado uniformes policiales para robar y asesinar

Avatar photo Redacción CPD10 de noviembre de 2025

Fiscalía investiga a más de 20 efectivos de la PNP por integrar organización dedicada al robo de droga, extorsión y homicidios por encargo

Cuando uno piensa que en este país ya lo ha visto todo, señores y señoras, resulta que no. Resulta que hay una banda criminal llamada «Los Piratas» que habría estado operando durante tres años completos. ¿Y saben qué es lo peor? Que estarían conformada por más de veinte policías de la Policía Nacional del Perú.

Así como lo están leyendo. Los que deberían cuidarnos, los que cobran su sueldo del Estado, los que portan el uniforme y la placa, habrían estado robando droga, extorsionando a comerciantes y asesinando gente por encargo. Esta es la realidad del Perú, señores.

Tres años de terror con uniforme policial

La investigación fiscal que destapó esta red criminal se habría basado en interceptaciones telefónicas, operativos de vigilancia y el testimonio de colaboradores eficaces. Durante tres años, esta organización habría actuado con total impunidad entre Lima y Tarapoto.

¿Y cómo lo hacían? Simple: usaban su condición de policías para obtener información privilegiada, planificaban los golpes como si fueran operativos oficiales, y ejecutaban los asaltos con las armas y uniformes que el Estado les dio para proteger a la ciudadanía.

La Inspectoría General de la PNP y la Fiscalía habrían identificado que varios de estos efectivos estaban en actividad. No eran policías retirados actuando por su cuenta. No. Eran policías activos, con acceso a bases de datos, con información sensible, con la capacidad de moverse libremente sin levantar sospechas.

Los audios que no pueden negar

Las pruebas son contundentes. La fiscalía cuenta con grabaciones donde se escucharían conversaciones entre los policías implicados y delincuentes. En esos audios hablarían sobre «camas de 140.000 dólares», coordinarían entregas de dinero, asignarían tareas y organizarían la logística de los asaltos.

Los miembros de esta banda usaban códigos para comunicarse, pero las interceptaciones telefónicas permitieron descifrar todo el entramado. Se menciona movimiento de vehículos, sumas exactas de dinero y hasta referencias a las víctimas que tenían en la mira.

Dos crímenes que conmocionaron

Jorge D’Ambrosio: ejecutado en su propia casa

En Tarapoto, el empresario Jorge D’Ambrosio fue asesinado dentro de su vivienda. La fiscalía sostiene que los criminales habrían conocido con exactitud sus movimientos, sus horarios y su ubicación gracias a la filtración de información desde dentro de la policía. Su familia exige justicia y que los responsables paguen por este crimen atroz.

Hernán Laines: emboscada mortal en un hotel

El 31 de enero de 2022, el cambista Hernán Laines cayó en una emboscada cuando acudió a realizar una entrega de dinero en un hotel. Las cámaras de seguridad capturaron el momento exacto del ataque y la posterior ejecución. Según la investigación, «Los Piratas» habrían tenido información precisa sobre la ruta que seguiría, el horario de la entrega y el monto que transportaba.

La extorsión como método de financiamiento

Pero los crímenes de esta banda no se limitaban a robos y asesinatos. Comerciantes de la zona denunciaron que los integrantes de «Los Piratas» les exigían pagos mensuales a cambio de supuesta «protección».

¿Protección de qué? De ellos mismos, señores. Los comerciantes pagaban para que estos policías corruptos no los asaltaran o no filtraran su información a otras bandas criminales. Un verdadero negocio mafioso operando con uniforme policial.

La estructura criminal al descubierto

La investigación reveló cómo funcionaba esta organización:

Primer paso – Infiltración: Policías en actividad y algunos retirados usaban sus contactos y acceso a información para identificar objetivos rentables. Conocían quiénes movían dinero, qué negocios tenían efectivo, qué rutas seguían los comerciantes.

Segundo paso – Planificación: Una vez identificado el objetivo, la banda se reunía para organizar el operativo. Definían roles, coordinaban el momento exacto del ataque y establecían cómo se repartiría el botín.

Tercer paso – Ejecución: Con toda la información necesaria, ejecutaban el asalto. En algunos casos usaban armas de fuego. En los casos más graves, los asaltos terminaban en homicidios.

Cuarto paso – Reparto: El dinero obtenido, ya sea de robos o extorsiones, se repartía entre los miembros de la organización.

Veinte investigados y cuatro tras las rejas

Después de meses de trabajo de inteligencia, la fiscalía ordenó operativos simultáneos que resultaron en la captura de varios implicados. Actualmente, fuentes judiciales confirman que veinte policías están siendo investigados por su presunta participación en «Los Piratas».

Cuatro de ellos ya estarían cumpliendo prisión preventiva en el penal de Tarapoto por delitos relacionados con esta organización criminal. Además, habrían surgido colaboradores eficaces dispuestos a entregar información detallada sobre el funcionamiento de la red a cambio de beneficios legales.

La fiscalía ha presentado cargos por:

  • Robo agravado
  • Extorsión
  • Homicidio calificado
  • Asociación ilícita para delinquir

El expediente incluye como pruebas principales las interceptaciones telefónicas, videos de vigilancia y los testimonios de las víctimas que sobrevivieron a las extorsiones.

¿Quién vigila a los vigilantes?

Este caso reabre una pregunta que deberíamos hacernos como sociedad: ¿cómo es posible que más de veinte policías operen como banda criminal durante tres años sin que nadie dentro de la institución lo detecte?

¿Dónde estaban los sistemas de control interno? ¿Dónde estaban los superiores que debían supervisar a estos efectivos? ¿Cuántos casos más como «Los Piratas» existen en este momento y no los conocemos?

La confianza en la Policía Nacional está por los suelos, y casos como este son la razón. Porque cuando el uniforme se convierte en una herramienta para delinquir, cuando la placa sirve para cometer crímenes en lugar de prevenirlos, la institución pierde toda legitimidad.

El pueblo está harto de la corrupción, señores. Harto de ver cómo las instituciones que deberían protegernos están podridas desde adentro. Y esta boca no la calla nadie. Vamos a seguir destapando cada caso de corrupción, cada red criminal, cada policía corrupto que traiciona su juramento.

Porque la ciudadanía merece saber la verdad, por más dolorosa que sea. Y merece una policía que realmente la proteja, no que la aterrorice.

Seremos la voz de aquellos que no son escuchados, exponiendo injusticias y casos de corrupción. Buscamos generar impacto real en la sociedad, transformando la indignación en acción colectiva y construyendo una comunidad comprometida con la transparencia y la justicia.