MundoCardenal Sarah: el conservador que podría suceder al papa Francisco

Avatar photo Redacción CP21 de abril de 2025

El prelado africano habría criticado duramente las reformas del pontífice fallecido y representaría un giro radical en la Iglesia Católica

Tras el fallecimiento del papa Francisco este 21 de abril, la atención mundial estaría girando hacia quién ocupará el trono de San Pedro, y un nombre comenzaría a resonar con fuerza en los pasillos vaticanos: el cardenal Robert Sarah. Este prelado guineano de 80 años podría representar un cambio radical en la dirección de la Iglesia Católica, alejándose dramáticamente del enfoque pastoral y de apertura que caracterizó al pontificado de Bergoglio.
Sarah, quien habría servido como prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos hasta su jubilación en 2021, se habría posicionado abiertamente como una figura de oposición a muchas de las reformas impulsadas por Francisco. Sus declaraciones públicas sugerirían una visión profundamente tradicionalista y una resistencia férrea a los cambios litúrgicos y doctrinales de los últimos años.

La voz más crítica contra las reformas de Francisco

El cardenal africano no habría ocultado su desacuerdo con el rumbo que tomó la Iglesia bajo el liderazgo del pontífice argentino. En un polémico pronunciamiento, Sarah habría calificado los intentos de eliminar la misa tradicional en latín como «un insulto a la historia de la Iglesia y a la Santa Tradición» e incluso como «un proyecto diabólico que querría romper con la Iglesia de Cristo, de los Apóstoles y de los Santos».
Estas declaraciones, de una dureza inusual para un cardenal activo durante el pontificado de Francisco, revelarían las profundas divisiones que existirían dentro de la jerarquía católica y que podrían manifestarse abiertamente durante el próximo cónclave.

Un perfil ultraconservador que seduce a sectores tradicionalistas

Para los sectores más conservadores de la Iglesia, Sarah representaría la oportunidad de «corregir el rumbo» y volver a posiciones más ortodoxas en temas como la liturgia, la moral sexual y la disciplina eclesiástica. Su defensa apasionada de la misa tradicional, que tiene 1.600 años de antigüedad y fue celebrada por santos como Padre Pío y Josemaría Escrivá, lo habría convertido en un ícono para quienes consideran que la Iglesia se ha alejado demasiado de sus raíces.
El cardenal guineano habría denunciado repetidamente lo que él llamaría «una dictadura del relativismo» y habría hecho llamados urgentes a «recuperar el sentido de la adoración» y la reverencia en las celebraciones litúrgicas. Según sus propias palabras, «la pérdida del valor religioso de arrodillarse y del sentido de adoración a Dios es el origen de todos los incendios y crisis que sacuden al mundo y a la Iglesia».

La batalla ideológica que se avecinaría en el cónclave

La potencial elección de Sarah como sucesor de Francisco podría desencadenar una auténtica revolución en la política vaticana. Mientras los cardenales más progresistas, muchos de ellos nombrados por el pontífice fallecido, buscarían dar continuidad al legado de apertura y atención a las periferias, el bloque conservador vería en este cónclave la oportunidad de revertir lo que consideran un alejamiento de la tradición.
A sus 80 años, el cardenal Sarah estaría cerca del límite de edad para ser elegible como Papa, ya que los cardenales pierden su derecho a voto en el cónclave a los 80 años. Sin embargo, no existiría ninguna norma que impida la elección de un cardenal de edad avanzada, como quedó demostrado con la elección de Juan XXIII a los 76 años o la de Benedicto XVI a los 78.

De la pobreza en Guinea al trono de San Pedro

La biografía de Robert Sarah reflejaría un camino extraordinario desde sus humildes orígenes en Guinea, en el África Occidental, hasta las más altas esferas del poder eclesiástico. Nacido en 1945 en una familia de agricultores, fue ordenado sacerdote en 1969 y nombrado arzobispo de Conakry a la temprana edad de 34 años.
Su experiencia en África, donde enfrentó la persecución religiosa bajo regímenes dictatoriales, habría forjado su carácter firme y su inquebrantable defensa de la fe católica, incluso en circunstancias adversas. Esta determinación podría ser vista como una cualidad valiosa por aquellos cardenales que buscan un líder capaz de defender los valores tradicionales de la Iglesia en un mundo cada vez más secularizado.
El próximo cónclave, que deberá convocarse en los próximos días, determinará si la Iglesia Católica continúa por la senda de apertura trazada por Francisco o si, con Robert Sarah, emprende un retorno a posiciones más tradicionalistas. Lo que está claro es que la elección no será solo sobre un nuevo Papa, sino sobre el rumbo que tomará la institución milenaria en las próximas décadas.

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